¿Cómo recibe la estafeta Claudia Sheinbaum? En honor a la verdad, hay que decir que no podría tener mejores condiciones para iniciar su mandato. Llega con una enorme legitimidad electoral, mayor a la de López Obrador, con un Poder Legislativo que le permitirá realizar los cambios constitucionales que estime más importantes.

Mayoritariamente han escrito los críticos de la 4T, presentando un futuro complicado y, en algunos casos, desolador para el país. Personalmente disiento del escenario antes descrito; preveo un destino alentador porque los datos duros me llenan de optimismo, lo que me lleva a pronosticar que el gobierno de la primer presidenta de México será uno de los mejores de la historia, sino es que el mejor.
Esto se debe a las condiciones en que recibe al país y a las propuestas y acciones políticas anunciadas desde el 2 de junio. En primer lugar, hay que situar en el contexto histórico al gobierno de Claudia Sheinbaum, se trata del segundo sexenio de un proyecto que se impuso como tarea construir un país diferente y al mismo tiempo desmantelar el modelo neoliberal que fue dominante durante 36 años.
De lo que se trata es de construir un nuevo régimen político a partir de los siguientes elementos: que sea pacifico, que se lleve a cabo por la vía electoral y que la transformación venga de arriba hacia abajo.
El gobierno de Claudia Sheinbaum será la continuidad del de Andrés López Obrador, quien arribó al poder y desde el poder ha realizado la transformación. Justo en este punto debemos hacer un paréntesis para preguntarnos: ¿cuánto avanzó en esa transformación?, ¿la concluyó o le faltan aspectos relevantes y cuáles son éstos? No me propongo responder todos estos cuestionamientos en este breve espacio, pero, sí dejar constancia de la necesidad de revisarlos a profundidad para tener un mejor acercamiento con la problemática que abordaremos en las siguientes líneas. No es sencillo responder cuánto se avanzó en la transformación del país, sobre todo, si la siguiente pregunta es ¿cuánto falta para concluirla? De ahí que, la respuesta medio ecléctica es: se avanzó un gran tramo, pero falta todavía una enorme distancia para su conclusión. Con los elementos anteriores, podemos entonces, ubicar al próximo gobierno de Claudia Sheinbaum como uno de transición entre un viejo régimen y otro nuevo.
Cabría preguntarnos, ¿qué características tienen los cambios de régimen que optan por la vía pacífica electoral? Me parece que al menos hay 3 que son fundamentales:
1) tardan mucho tiempo en lograrlo; 2) la transformación no es lineal, hay avances y retrocesos; y 3) la resistencia al cambio del sector dominante puede ser tan fuerte, que inclusive se llegue a confrontaciones violentas. Conducir un cambio desde arriba y mantener un avance constante y que no existan confrontaciones violentas entre la población, es una tarea complicada.
Por eso es que lo primero que debemos reconocer es que Andrés Manuel López Obrador ha realizado el cambio con mucha eficacia. Esa es la primera estafeta que le hereda a Claudia Sheinbaum, quien tiene grandes retos por enfrentar.
¿Cómo recibe la estafeta Claudia Sheinbaum?
En honor a la verdad, hay que decir que no podría tener mejores condiciones para iniciar su mandato. Llega con una enorme legitimidad electoral, mayor a la de López Obrador, con un Poder Legislativo que le permitirá realizar los cambios constitucionales que estime más importantes.
La próxima presidenta de México tendrá la posibilidad de transformar, en breve tiempo, el Poder Judicial y arrancarle al neoliberalismo el último feudo de poder constitucional con que cuenta. Además, tiene una correlación de fuerzas favorable en las dos instancias electorales, la que organiza las elecciones y la que las califica.
Por supuesto, existe la posibilidad de que los órganos reguladores que pusieron frenos a varios proyectos de cambio que realizó Andrés Manuel, desaparezcan y dejen de ser una piedra en el camino de la transformación, pues no podemos soslayar que dichos órganos reguladores son una creación del neoliberalismo para garantizar la permanencia del modelo.

En suma, Claudia tiene todas las herramientas de poder constitucional que se requieren para avanzar en esta etapa de transición con pasos firmes y escogiendo con cuidado dónde quiere acelerar y dónde conducir el cambio con pasos más lentos. Cuando AMLO inició su gestión, el poder que tenía era mucho menor al que ahora posee su sucesora; tenía claramente en contra a la SCJN, al INE, al TRIFE y a la mayoría de los órganos reguladores.
Si la próxima mandataria en lo que hace al poder político se encuentra en el mejor de los escenarios, en la esfera económica existe un gran avance que le aseguran condiciones favorables para continuar y consolidar lo hecho hasta ahora.
Existe una discusión teórica, siempre bienvenida y necesaria, sobre si se logró avanzar o no en el desmantelamiento del modelo neoliberal.
Sin duda alguna esta discusión continuará, celebro que así sea; sin embargo, por lo pronto habría que apuntar algunos logros que este gobierno que concluye obtuvo exitosamente.
El primer acierto, por su importancia social y por ser el corazón de la teoría neoliberal, se encuentra en la política de incremento al salario mínimo en una proporción inimaginable. Basta señalar que se recuperó su poder adquisitivo en 117% a enero de 2024 y en la franja fronteriza 227%. Al sexto año de gobierno el salario mínimo ha aumentado en términos reales 110.18%.
La teoría neoliberal, tan científica y sólida, mantuvo una política de contención salarial desde 1982 hasta 2018. En el mismo periodo de los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, el salario mínimo creció -6.19% y 11.95%, respectivamente, esgrimiendo particularmente en el último sexenio dos argumentos totalmente falsos, uno aseguraba que aumentarlo traería consigo un crecimiento de la inflación y, otro, que solo una porción muy pequeña de la población ganaba un salario mínimo.
En contraste, la política salarial de López Obrador demostró que dichas tesis neoliberales eran una patraña, ya que realmente mantenían los salarios bajos porque los veían como una parte del costo de las mercancía, por lo que entre más bajos eran, mayor competitividad tendrían en el comercio internacional.
El salario mínimo en México en 1980 era el tercero más alto en Latinoamérica, en 2010 se ubicó como el antepenúltimo de la región, mientras que a escala mundial descendió del lugar 26 al 80 en el mismo lapso. Es de subrayar que a la par aumentaron también de manera importante, el salario promedio base de cotización de los trabajadores del IMSS, lo cual a largo plazo quizá sea más relevante. Pasó de $10, 340 pesos a $17 mil 316 pesos al cierre de junio de 2024, es decir que prácticamente aumento 2 mil pesos.
El impacto en el consumo del mercado interno ha sido favorable, la inflación se ha contenido en términos generales, manteniéndola en los niveles más bajos posibles por decisiones internas; a pesar de que la pandemia por Covid-19 y la guerra en Ucrania la elevaron sustancialmente, hace unos días se anunció la deuda pública más baja de los últimos sexenios.
El gasto público se ha realizado con prudencia, su crecimiento en 2024 se debe a gastos que se realizaran solo una vez, debido a la conclusión de obras prioritarias, pero, en 2025 se ajustará a los niveles de control que dicta la prudencia económica, según se desprende de los Pre-Criterios Generales de Política Económica que a finales de marzo de este año dio a conocer la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en lo que resalta la reducción del gasto programable en 12.1% en términos reales.
La relación del actual gobierno con los principales empresarios del país es de confianza en lo que se refiere al manejo de la economía, la cual se basa en las oportunidades que han tenido para invertir y en las enormes ganancias que han obtenido a lo largo de este sexenio, lo que ha permitido a los más ricos duplicar su fortuna, como es el caso de Carlos Slim y Germán Larrea. Quedaron atrás los temores de que el gobierno emanado de la 4T tomaría decisiones económicas que pusieran en peligro la estabilidad y el crecimiento económico del país.
En particular, han sido desterrados los señalamientos de que se impondría un modelo similar al existente en Venezuela y que correríamos la misma suerte del hermano país sudamericano.
Quedaron atrás los temores de que el gobierno emanado de la 4T tomaría decisiones económicas que pusieran en peligro la estabilidad y el crecimiento económico del país. En particular, han sido desterrados los señalamientos de que se impondría un modelo similar al existente en Venezuela y que correríamos la misma suerte del hermano país sudamericano.

Claudia Sheinbaum hereda esa confianza y a partir de la misma, su reto es lograr que la inversión privada crezca y con ello la riqueza nacional. En el segundo gobierno de la 4T el énfasis será en que el desarrollo y crecimiento de la economía tengan como objetivo una mejor distribución de la riqueza y no se concentre únicamente en las manos de los dueños del capital. En tal virtud, la propuesta es consolidar un desarrollo compartido.

En materia social, con becas y apoyos a diferentes sectores de la sociedad y la garantía de que no podrán eliminarlos los próximos gobiernos al ser un derecho constitucional, no solo se consolida el Estado de bienestar, sino que Morena deja sin banderas a los partidos de oposición, por lo que Claudia solamente deberá mantener los programas existentes, incorporar a más beneficiarios y ampliar el universo de estos, tal y como lo hará a partir de enero de 2025 con las mujeres de 60 a 64 años de edad, a quienes les dará la mitad del apoyo que reciben las personas mayores de 65 años, y a los estudiantes de nivel básico con el otorgamiento de una beca universal. Ante los éxitos sociales y económicos del actual gobierno, resulta absurdo criticar la continuidad anunciada por Claudia Sheinbaum.
Una continuidad a la que está obligada y donde lo que resta hacer es precisamente elevar los programas sociales a rango de derechos constitucionales, para dar por concluida esta tarea.vEn lo social, Claudia Sheinbaum también pondrá énfasis en otros aspectos donde hay déficits y el gobierno actual no pudo avanzar.
Es el caso del compromiso adquirido en campaña para desarrollar un programa innovador donde el papel del Infonavit es crucial. Se trata de construir hasta 75 mil viviendas sociales al año, las que pueden ser adquiridas o arrendadas por los trabajadores y después de 10 años si está al corriente de su renta tendrán derecho a su compra.
Propuesta que se pretende replicar para los trabajadores inscritos al ISSSTE. La transición no es lineal ni abarca por igual a todos los sectores, aquí es donde vienen las áreas de cambio que puede y debe aportar el gobierno de la próxima presidenta. En materia economía falta mucho por hacer, uno de los temas pendientes es disminuir los oligopolios existentes en el sector privado que imponen precios y tarifas al mercado obteniendo ganancias extraordinarias que perjudican a los consumidores. En este aspecto no se visualiza avance alguno y muchos productos y servicios siguen siendo muy caros en comparación con los precios de otras naciones.
En el sector energético, fundamental para la economía.
Hubo avances importantes, sobre todo en los referente a la defensa de la soberanía nacional, rescatar algunas plantas generadoras de electricidad en manos de extranjeros y detener la privatización de este sector; sin embargo, falta elevar la capacidad de generación eléctrica, encontrar la fórmula para que PEMEX siga siendo una empresa productiva de propiedad estatal y que disminuya el enorme déficit financiero que tiene.
Lo cual constituye uno de los principales retos que enfrenta Claudia Sheinbaum.
Es justo en el sector energético que, desde la campaña, la presidenta electa ha puesto énfasis en anuncia un cambio en las políticas públicas, dando prioridad a la transición energética. Un tema poco contemplado por AMLO durante su sexenio y que Claudia le dará su sello personal en el próximo gobierno.
Se trata de un reto formidable en este sector en el que la continuidad y el cambio se entrelazan con fuerza y donde se debe dar continuidad a las políticas que garanticen la soberanía energética nacional, establecer el acceso a la electricidad como un derecho humano, sostener precios y tarifas que no suban mas allá de la inflación, garantizar el abastecimiento de electricidad para las industrias que puedan instalarse en nuestro país y mantener los subsidios a las tarifas residenciales, entre otros aspectos.
La seguridad pública es uno de los pendientes que le deja el actual gobierno a su sucesora, aunque quedó claro que cuando la oposición puso el tema sobre la mesa por ser de la mayor preocupación social, se equivocó rotundamente y perdió de manera contundente el debate.

La economía sigue siendo la mayor preocupación de la población, pero no es cuestión abstracta ni teórica, no se trata de que los indicadores tradicionales macroeconómicos estén bien, se demostró que lo que valora más la población es cómo se encuentran sus bolsillos, si tienen o no suficiente dinero para resolver sus necesidades más apremiantes.
Cuando se evalúa el tema de seguridad pública, generalmente se hace a partir del número de muertes por violencia, si son altas significa un fracaso del gobernante en turno, sin son bajas se considera exitoso.
No creo que sea esta la principal preocupación pública, hay otros delitos que dañan más a la sociedad; quizá el más nocivo sea el cobro de derecho de piso que se aplica a productores, comerciantes y diversas actividades productivas, tanto a grandes empresarios como a los pequeños, lo que en algunas zonas del país se ha generalizado a prácticamente todos los sectores productivos y de servicios.
Ilícito el anterior que tiene amplias repercusiones negativas en quienes la padecen, altera en el ánimo, su salud, la relación familiar, genera ansiedad, estrés, enojo e impotencia. Este delito ha crecido en el país a un ritmo acelerado y a la fecha, más allá del reconocimiento textual del Ejecutivo, no se avizora una política pública que combata exitosamente este delito. Ahí la importancia de la coordinación, el uso de la inteligencia para investigar y perseguir el delito comprometidos por Claudia, aunque de primera vista parece que no alcanzará para disminuir las extorsiones que ocurren todos los días a lo largo y ancho del país.
Otro tópico relevante donde tampoco se observan avances ni propuestas de la próxima presidenta, es en los desplazamientos que sufren varias comunidades del país, que son obligadas a abandonar sus casas, sus pocas pertenencias y a convertirse en migrantes en su propia tierra. En esas localidades los jóvenes son obligados a incorporarse a las filas del crimen organizado, quienes reviven las viejas prácticas aplicadas en la revolución mexicana conocidas como levas.
¿Cómo recibe la presidenta entrante la problemática de seguridad pública?
Las estadísticas muestran una diversidad de delitos, unos observan una curva ascendente, otros ilustran un estancamiento y algunos más disminuciones marginales. Más allá de los números, en el sexenio actual se avanzó en dos temas estructurales con los que no contó Andrés al inició de su gestión. El primero es la creación de la Guardia Nacional que actualmente cuenta con más de 123 mil elementos y que sin duda alguna será un activo muy importante del que echará mano el próximo gobierno para combatir el crimen organizado. El otro es la construcción de cuarteles donde puedan alojarse, bañarse y comer los integrantes de la guardia nacional, de los cuales hay terminados 242 y 83 en proceso de construcción. ¡Es increíble que nuestro país no tuviera infraestructura para albergar a la policía nacional!
Faltan varios temas por explorar, donde existen avances y retos que deja este gobierno para que el próximo continúe con la transformación, pero, el espacio no nos permite referir todo, por lo que referiré dos muy relevantes y donde los cuestionamientos son más agudos.
En materia de educación se avanzó en la tarea de brindar apoyos económicos a los estudiantes, otorgar recursos a las escuelas públicas y mejorar el trato con el magisterio; sin embargo, se dejó de lado el mejoramiento de la educación.
AMLO se comportó igual que los anteriores mandatarios, al poner al frente de la institución a personajes que no cubrían el requisito pedagógico para realizar el cambio que requiere el nuevo modelo y el país entero. La designación de Claudia Sheinbaum del aún líder nacional de Morena al frente de esta área, provoca dudas sobre el compromiso de campaña que ella misma realizó: “quiero que me recuerden como la presidenta de la Educación”. Habrá que ver sus siguientes acciones.
En el sector salud el reto es enorme.
Las críticas a las políticas públicas implementadas por el gobierno de AMLO son múltiples y de diversos sectores. Tendremos que dar seguimiento a las propuestas y acciones que ponga en marcha el próximo gobierno, pero adelantemos que la tarea es titánica.

Pudiéramos hacer un listado de los temas que propone CS en su programa de 100 pasos para la transformación, pero no se trata de eso. Solo resaltemos que en el próximo gobierno habrá una continuidad en el objetivo que persigue la 4T: desmantelar el modelo neoliberal y sustituirlo por otro, que sea más justo. Andrés Manual ha bautizado a este nuevo modelo como humanismo mexicano, no importa el nombre sino llegar a la meta.
Hay un trecho grande avanzado, sobre todo en el control de los Poderes constitucionales, falta un gran tramo por avanzar, afortunadamente Claudia Sheinbaum tiene mejores condiciones de las que tenía su antecesor en 2018. Además, tiene una mejor preparación académica; ha recibido un gran entrenamiento, el cual se ha reforzado durante estos meses de giras en todo el país que ha realizado al lado de su maestro.
Los nombres que conocemos de las personas que la acompañaran en su gabinete son experimentados, con perfiles adecuados para las tareas que deben desarrollar, salvo una que otra excepción.
Parece que los astros se le acomodan y que finalmente no tendrá que lidiar con Donald Trump o la candidata demócrata Kamala Harris.
Esperemos que no se presente una nueva pandemia mundial y que los amagues de guerras regionales con repercusión mundial, se queden solo en eso. Si estos tres últimos elementos internacionales se presentan, todo está puesto para que la 4T avance en sus objetivos y la próxima presidenta de México tenga un mandato exitoso, para que le entregue la estafeta a otro miembro de su partido y continúe trabajando para alcanzar el objetivo central: desmantelar el modelo neoliberal y construir otro más justo, uno que sea humanista.
Cuánto tiempo llevará desmantelar y construir otro sistema político, no lo sabemos con precisión. A Claudia Sheinbaum le corresponde poner el segundo piso. Solo recordemos un dato, construir el modelo neoliberal llevó 36 años. Inició en diciembre de 1982 y culminó en diciembre del 2018. El camino es largo y está llenó de piedras, baches y barrancos.

Miguel Ángel Romero Miranda – Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Economía. Licenciado en Economía. Profesor Jubilado de tiempo completo “C” en el Departamento de Sociología, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. Publicación de más de ciento veinte artículos científicos y de difusión, publicados en diversos medios. Especialista en partidos políticos y procesos electorales Analista político
Muy buena revista, con visiones distintas de ver el futuro de México.
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